20 abr 2014

Mis Razones y Motivos

Un familiar a quien toda mi vida he admirado a nivel profesional y académico me preguntó con asombro: ¿Qué vas a hacer tú a otro país? ¿Prefieres llevar “trancazos” en otro país que en el tuyo? Mis respuestas fueron tajantes: trabajar y estudiar, y sí, prefiero irme y vivir tranquilo que quedarme y sobrevivir en una constante zozobra.

No quisiera caer en la diatriba responsabilizando de la situación que atraviesa mi país, únicamente a su actual gobierno pues en los últimos meses, cuando decidí emigrar, puse en perspectiva los hechos y comprendí mejor la triste realidad que nos aqueja.

Quienes me conocen pensarán en este punto que he cambiado de ideología, pues no, sigo siendo un progresista que cree en las libertades individuales, en un gobierno que vele por el cumplimiento de leyes justas y un sector privado que contribuya al desarrollo. Pero lo que sí ha cambiado es mi creencia de que el gobierno sea el único responsable de lo que sucede en Venezuela. Ahora considero que el gobierno no es la causa sino una de las tantas consecuencias del deterioro social que sufrimos desde hace ya varias décadas.

Que niños de mi país jueguen a ser "malandros" o "pranes", que un elevado número de nuestros jóvenes escojan el camino de la delincuencia, que gran parte de los adultos no se preocupen por inculcar valores a sus hijos, todo esto no lo ha causado el gobierno.

Que en nuestras calles impere el desorden, la anarquía y la agresividad, eso no surgió por el gobierno tenemos.

Que en nuestros barrios y urbanizaciones no se respeten las normas de convivencia, eso tampoco es culpa del gobierno.

Es responsabilidad de cada venezolano que ha decidido comportarse de esa determinada forma.

Claro está, no podemos olvidar el discurso violento de las autoridades del país. Esta violencia política fue produciendo una polarización atroz que distanció familias y amistades y que generó una patente de corso para los que, amparados por el discurso oficial, agreden a los que piensan distinto.

Ahora bien, frente a esta realidad ¿qué ha hecho el gobierno?

La actual administración de nuestro país sí es responsable enteramente, por ejemplo, del deterioro notable de los servicios públicos; de no poder contener la delincuencia a niveles aceptables; del aumento del costo de la vida; de no haber ejecutado políticas económicas eficientes que disminuyan la inflación; de permitir que la corrupción se desborde; de la intolerancia y la persecución política; de la violación de derechos civiles; entre otras cosas. Ningún gobierno será perfecto pero éste ya tiene los suficientes años cometiendo demasiados errores.

Torre Confinanzas: La invasión más alta del mundo.
Frente a esta realidad que me golpeaba la cara todos los días yo tenía que hacer algo. Como yo solo no puedo cambiar la realidad, al menos me comprometí a no ser uno más de los que colabora con el caos. Yo decidí, con mis acciones, dar ejemplo de ciudadanía. No ha sido fácil, ya que en Venezuela hacer el bien, está mal visto.

En mi proceso de reflexión sobre irme o quedarme consideré las oportunidades para progresar que hay para jóvenes profesionales en mi país. Quiero compartir contigo una anécdota que me contó mi madre: Una amiga suya se graduó con mérito académico en la misma universidad donde yo estudié y en la que me gradué también con mérito académico. Aquella amiga se graduó hace veinte años, yo me gradué hace pocos meses. A aquella amiga le ofrecieron de inmediato un cargo en una importante institución pública en virtud de haberse graduado con mérito -cargo que ocupa actualmente; a mí me ofrecieron: nada. Tampoco es que esperara que lo hicieran ya que nunca he sido de los que esperan que les caigan las cosas del cielo, nunca he sido conformista y siempre lucho por lo que quiero, así soy, entonces comencé a buscar mis oportunidades.

Intenté postularme a un organismo público donde trabaja un colega pero me advirtió que en la entrevista me iban a interrogar sobre mis preferencias políticas y que investigarían si era o no opositor. Seguí buscando.

Me llegó una oferta para un importante cargo en una empresa privada en donde me pagarían “muy bien” pero misteriosamente nadie había aceptado el trabajo pues había que enfrentarse a un sindicato revolucionario que era de armas tomar, literalmente. En otras palabras, el cargo implicaba arriesgar mi integridad física sino cedía a las exigencias de una determinada agrupación de trabajadores. Seguí buscando.

Y así muchas otras anécdotas. Las oportunidades no pintaban nada bien. Entonces deje de buscar y comencé a construir mis propias oportunidades: Trabajar de forma independiente y así hice. Con clientes aquí y allá, logré subsistir varios meses, claro, sin el apoyo de mi familia no hubiera sido posible. Se trataba de echar hacia adelante en un país que va hacia atrás. Busqué y no tuve suerte; construí mi propia oportunidad y no vislumbré un futuro alentador, entonces ¿qué crees? decidí emigrar.

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